El ganadero
Una calurosa noche de julio en Ciudad Real. Estaba en un bar de mierda tomando una cerveza, acababa de dar una calada a mi cigarrillo cuando el hombro desnudo de un hombre me llamó la atención. Claro, era un bonito hombro; músculos estriados que sobresalían bajo una piel seductoramente bronceada. Pero fue el tatuaje…